Se ha aprobado un acuerdo internacional “histórico” (la enmienda de Kigali al protocolo de Montreal) para reducir progresivamente la producción y uso de gases refrigerantes HFC. Este entró en vigor el pasado 1 de enero de 2019, donde los países se han comprometido a una reducción gradual de estos gases, utilizados en equipos de aire acondicionado e instalaciones de refrigeración.
El compromiso, reducir un 10% en el periodo de 2019 y alcanzando una reducción del 85% en 2036.
Parece un plazo muy lejano pero sin embargo, a día de hoy, solo 65 de los 197 países que son participes de este protocolo de Montreal se han comprometido con la enmienda de Kigali. Exentos están países como EEUU y China, dos de los mayores productores y consumidores de los gases HFC.
Aunque son cifras poco optimistas, en países como Europa, se ha introducido un calendario riguroso a modo de hoja de ruta para la reducción de estos gases y por su parte la industria se ha implicado considerablemente con mejoras en el transcurso de estos últimos dos años. Se han incorporado grandes avances, introduciendo gases refrigerantes de bajo PCA (Potencial de Calentamiento Global), tanto refrigerantes naturales como mezclas AL2, ligeramente inflamables, y alternativas como el amoniaco (NH3) o el CO2.
Desde inicios de 2019, a nivel mundial se han diseñado dos “velocidades” al calendario para conseguir reducir estas emisiones :
– El primer grupo de países (incluye a China y a las naciones africanos) congelará el consumo de HFC para 2024 y sus primeros pasos de reducción comenzarán en 2029.
– El segundo grupo, (incluye a la India, Irán, Irak, Pakistán y los países del Golfo) cumplirá un plazo más largo, congelando el uso de estos gases en 2028 y reduciendo el consumo a partir de 2032.
Según el Programa de Medio Ambiente de la ONU, se calcula que la reducción del uso de estos gases podría evitar hasta 0,4°C de calentamiento global para finales de siglo, con lo que se puede dar un gran estímulo en la lucha contra el cambio climático